lunes, 24 de febrero de 2020

Cirugías Electivas en Niños


Como Preparar a un Niño para una Cirugía 

Cómo prepararse usted

Su hijo requiere una cirugía electiva y ya se ha fijado la fecha de la intervención. A diferencia de la cirugía de emergencia, un procedimiento electivo no se realiza por una cuestión inminente de vida o muerte. El hecho de poder programar una cirugía le da tiempo para preparar a su hijo psicológicamente para el hospital y la cirugía.
Una buena preparación puede ayudar a su hijo a sentirse menos ansioso acerca de la anestesia y la cirugía, y a recuperarse más rápidamente después de la intervención. Sin embargo, como todos los padres, probablemente tenga dudas acerca de la mejor forma de preparar a su hijo.
La clave está en proporcionarle información adecuada para su nivel de comprensión, aclararle los posibles conceptos erróneos y disipar los miedos y los sentimientos de culpa. Ayude a su hijo a comprender por qué es necesaria la cirugía y a familiarizarse con el hospital y con algunos de los procedimientos a los que se lo someterá.
Los niños de todas las edades afrontan mucho mejor este tipo de situaciones si saben qué es lo que sucederá y por qué es necesaria la cirugía. Para ello, antes deberá prepararse usted y corregir cualquier concepto erróneo que pudiera tener. Si un padre está ansioso y nervioso, el niño a menudo refleja también estos sentimientos y comportamientos. Es una buena idea educarse, sentirse cómodo con el proceso y asegurarse de que todas sus preguntas sean respondidas.


Haga preguntas

Las terribles experiencias que le contaban sus abuelos y sus padres sobre las traumáticas separaciones de padres e hijos, y los muy limitados horarios de visita en los hospitales, pertenecen al pasado. Los hospitales han cambiado enormemente y se han vuelto más amigables con las familias y más enfocados en los pacientes. Por ejemplo, muchas de las cirugías actualmente se hacen en régimen ambulatorio, es decir, que no requieren quedarse a pasar la noche en el hospital ni tener estancias prolongadas en el mismo. La mayoría de los niños regresan a sus casas, y a sus propias camas, la misma noche.
Además, la mayoría de los hospitales de Estados Unidos permiten que, por lo menos, uno de los padres permanezca con el niño en todo momento, excepto durante la cirugía. Después de la cirugía, le permiten estar con su hijo en la sala de recuperación. Cuando su hijo despierte, ni siquiera se habrá dado cuenta de que usted no estuvo allí durante un tiempo.
Pida a los médicos, a los enfermeros y al personal la información que necesite sobre lo que va a ocurrir, de forma que pueda preparar a su hijo y superar sus propios miedos y preocupaciones. Uno de los aspectos que más temen los padres sobre las cirugías es la anestesia. La anestesia es mucho más segura actualmente que en el pasado, aunque sigue implicando ciertos riesgos. Debe hablar previamente con el anestesiólogo sobre cualquier inquietud que tenga.
Si es necesario que el niño pase la noche o más tiempo en el hospital, la mayoría de los hospitales evitan la ansiedad provocada por la separación al permitir que, por lo menos, uno de los padres se quede con el niño, tanto de día como de noche. Consulte con el hospital las reglas relacionadas con la permanencia de los padres en el hospital y los horarios en los que otros familiares pueden visitar al niño.
En cuanto su hijo pueda hacerlo, le permitirán jugar con otros niños y con juegos y juguetes en la sala infantil recreativa; aunque esto requiera llevar una bolsa de infusión intravenosa (IV) en un soporte con ruedas.


Explíquele el problema

Una vez que usted se sienta más tranquilo/a, comience a preparar a su hijo. Comience explicándole el motivo de la cirugía con palabras simples y no amenazantes. Conforme al nivel de comprensión del niño, explíquele cuál es el problema médico y por qué es necesaria la cirugía. No utilice un lenguaje alarmante, como "el médico te cortará", "te abrirá" o "te coserá con una aguja". Limítese a decirle que el médico solucionará el problema y explíquele que muchos otros niños tienen el mismo problema y que se les cura en el hospital.
Aunque los niños rara vez lo expresan, es posible que teman que sus padres no les estén diciendo todo; por ejemplo, que su problema de salud sea más grave de lo que les han hecho creer. Para generar confianza, no engañe a su hijo; dígale toda la verdad que pueda comprender.



Manejo de los miedos

Muchos niños temen que una cirugía será dolorosa. Puede ser de ayuda explicarle que un médico especial, llamado anestesiólogo, le dará un medicamento especial para que duerma muy profundamente y así no sienta nada durante la cirugía, y que una vez que haya terminado, se despertará. (Los niños mayores, sobre todo, necesitan que les aseguren que se van a despertar).
Evite el lenguaje alarmista. No le diga: "Te harán respirar gas" o "te pondrán a dormir". Los niños pequeños podrían confundir la palabra "gas" con el combustible que lo puede intoxicar o matar, o "te pondrán a dormir" con lo que les sucede a las mascotas enfermas.
Explíquele a su hijo que usted estará a su lado cuando despierte; su juguete favorito también puede acompañarlo. Dígale que, si le duele algo después de la cirugía, el médico o el enfermero le podrán administrar un medicamento que hará que se sienta mejor.
Los principales temores de los niños pequeños relacionados con las cirugías son la posibilidad de separación (o el abandono) de sus padres y la posibilidad de sentir dolor. A los niños en edad escolar también les asustan las agujas, los cuchillos y el daño que pueda sufrir su cuerpo. A los niños de esta edad se les deben dar explicaciones claras y racionales, asegurándoles que la cirugía es para arreglar un problema que ya tienen, no para crearles uno nuevo.
Los miedos de los adolescentes van mucho más allá que los de los niños más pequeños. Además del dolor, el cambio de apariencia y la desfiguración, los adolescentes temen perder el control, perderse eventos, pasar vergüenza o ser humillados en público y parecer infantiles por expresar temor, ansiedad o dolor. También pueden temer despertarse durante la cirugía o no volverse a despertar cuando termine.
Anticipe esos temores, y luego haga énfasis en que manifestar temor, ansiedad y respuesta ante el dolor es de lo más normal (y está perfectamente BIEN) a cualquier edad, incluso para los adultos. Aclare cualquier concepto erróneo sobre posibles lesiones o desfiguraciones. Y explíquele que actualmente la anestesia es muy segura y que los pacientes no se despiertan durante la cirugía, pero sin duda se despiertan al terminar.
Aliente a su hijo adolescente a leer sobre su trastorno médico y a compartir esa información con el resto de la familia. Leer y compartir información es una excelente estrategia para afrontar la situación.
Otro de los miedos que afecta a los niños de todas las edades es el miedo a que los vean desnudos y a que les toquen sus "partes íntimas". Si la cirugía involucra el área genital o anal de su hijo, éste afrontará mejor la situación si usted le explica previamente que, aunque pueda resultarle vergonzoso, los médicos y enfermeros necesitarán examinar sus partes íntimas, sobre todo para comprobar si se está recuperando después de la cirugía. Explíquele que los médicos, los enfermeros y los padres son las únicas excepciones a la norma de privacidad sobre sus partes íntimas.
Aliente a su hijo a hacer preguntas sobre su problema de salud y la experiencia hospitalaria, para que así pueda expresar otros miedos y preocupaciones. Tome en serio todas las preguntas y respóndalas lo mejor que pueda. Si no conoce una respuesta, dígale que lo averiguará y explíquele que los médicos y los enfermeros también le responderán con gusto todas sus preguntas.

Disipe la culpa de su hijo

Los niños a menudo creen que su problema de salud y su cirugía son en realidad castigos por haberse "portado mal". Es posible que no lo digan, pero quizá se sientan culpables y crean que ellos mismos provocaron lo que les está pasando.
Explíquele a su hijo que los problemas de salud no son resultado de nada que haya hecho o dejado de hacer, y que la cirugía no es un castigo, sino simplemente la forma de "arreglar" el problema.
Por otro lado, si el problema de salud fue provocado por un accidente que se podría haber evitado si el niño hubiera obedecido ciertas normas de seguridad, asegúrese de que su hijo comprenda los motivos por los que existen las reglas y las obedezca en el futuro.



Explíquele a su hijo lo que sucederá

Busque libros adecuados para el nivel de comprensión de su hijo que expliquen qué puede esperar que suceda en el hospital. Compartir esa lectura y conversar sobre la cirugía hará que el hospital sea menos amenazante. Discuta cada idea y estimule a su hijo a que haga preguntas.
Los niños pequeños también se beneficiarán de una simulación con un muñeco o un osito de peluche usando "instrumentos" de un kit de doctor de juguete. Usted puede hacer que su hijo le tome la "temperatura" y el "pulso" al juguete, que escuche los "latidos del corazón" y que revise su "respiración".
Solicite al médico vídeos sugeridos o herramientas multimedia para los padres o para niños, que puedan explicar el procedimiento.
Al conversar con su hijo sobre el hospital y la cirugía, recuerde que además de sus palabras, sus señales no verbales, como el tono de voz, la expresión facial, los gestos y el lenguaje corporal envían poderosos mensajes. Si usted parece asustado, su hijo probablemente lo percibirá y se sentirá del mismo modo, independientemente de las palabras que usted utilice.

Recorrido y orientación prequirúrgica

Muchos hospitales ofrecen programas prequirúrgicos especiales para niños, orientaciones familiares y recorridos del hospital, realizados por enfermeros especialmente capacitados o por especialistas licenciados en la niñez. Los especialistas en la niñez son un valioso recurso para los padres y los niños. Son profesionales capacitados para hablar con niños y adolescentes sobre procedimientos médicos, para apoyarlos si están molestos o si necesitan asistencia adicional, y para organizar "tiempo de juegos" para que los niños y adolescentes hospitalizados se reúnan y pasen tiempo juntos.
Llame al hospital para programar un recorrido, programa u orientación prequirúrgicos lo antes posible, incluso desde el consultorio del médico en el momento de establecer la fecha para la cirugía. Es recomendable programar esta cita unos días antes de la cirugía.
Un programa de orientación puede eliminar el misterio de la cirugía tanto para el niño como para la familia, al convertir al hospital en algo familiar y amistoso y hacer que la experiencia sea predecible.



El día de la cirugía

Al llegar el día de la cirugía, su hijo podrá entretenerse con juguetes y libros que usted traiga de casa, o sentarse en su regazo y abrazarse a usted durante el tiempo de espera.
Usted no podrá permanecer en el quirófano durante la cirugía, pero sí podrá acompañar a su hijo en la sala de recuperación mientras se despierta. Cuando den de alta a su hijo, usted recibirá instrucciones que deberá seguir en su casa y se programará una visita de seguimiento con el cirujano.
Durante la recuperación, es posible que su hijo experimente algunas molestias. Puede ser útil explicarle a su hijo que tal vez sienta dolor o molestias, pero que mejorará.
Distraer a su hijo, ya sea con un libro nuevo o la visita de un familiar o un amigo, también puede hacer que la recuperación sea más agradable. Sólo asegúrese de que su hijo tenga suficiente tiempo para descansar y recuperarse.



En Surgery & OB Health Care podemos programar una cirugía en pacientes pediátricos con toda la seguridad y la calidad que nos caracteriza. 

lunes, 17 de febrero de 2020

Criptorquidia o testiculo No descendido

Descripción general

Un testículo que no descendió (criptorquidia) es un testículo que no se trasladó a la posición adecuada en la bolsa de tejido que cuelga debajo del pene (escroto) antes del nacimiento. Por lo general, solo uno de los testículo se ve afectado, pero en aproximadamente el 10 por ciento de los casos afecta los dos testículos.
Un testículo que no descendió es poco frecuente en general, pero es frecuente en los bebés prematuros. en Surgery & OB Health Care podemos realizar la cirugía para corregir esta alteración.


La gran mayoría de las veces, el testículo que no descendió se traslada a la posición adecuada solo, durante los primeros meses de vida. Si tu hijo tiene un testículo que no descendió y no se corrige solo, se puede reubicar el testículo en el escroto mediante una cirugía.

Síntomas

El hecho de no ver o sentir un testículo donde uno esperaría que esté en el escroto es el principal signo de un testículo que no ha descendido.
Los testículos se forman en el abdomen durante el desarrollo fetal. Durante los últimos dos meses de desarrollo fetal normal, los testículos descienden gradualmente desde el abdomen a través de un conducto en forma de tubo en la ingle (canal inguinal) hasta el escroto. Con un testículo no descendido, ese proceso se detiene o se retrasa.



Cuándo debes consultar con un médico

Un testículo no descendido se detecta típicamente durante el examen que se le hace a tu bebé poco después de nacer. Si tu hijo tiene un testículo que no ha descendido, pregúntale al médico con qué frecuencia deberá ser examinado. Si el testículo no se ha movido dentro del escroto para cuando tu hijo tenga 4 meses, es probable que el problema no se corrija por sí solo.



El tratamiento de un testículo no descendido cuando tu hijo todavía es un bebé podría reducir el riesgo de complicaciones más adelante en la vida, como infertilidad y cáncer testicular.
En niños mayores, desde bebés hasta preadolescentes, que tenían testículos descendidos normales al nacer, podría parecer que les "falta" un testículo más tarde. Esta afección podría indicar lo siguiente:
  • Un testículo retráctil, que se mueve hacia adelante y hacia atrás entre el escroto y la ingle, y que puede guiarse fácilmente con la mano dentro del escroto durante un examen físico. Esto no es anormal y se debe a un reflejo muscular en el escroto.
  • Un testículo ascendido, o un testículo no descendido adquirido, que ha "regresado" a la ingle y no puede guiarse fácilmente con la mano dentro del escroto.
Si observas cualquier cambio en los genitales de tu hijo o estás preocupado por su desarrollo, agenda una cita cin nisotros para valorar el caso a tiempo.



Causas

No se conoce la causa exacta del testículo no descendido. Una combinación de la genética, la salud materna y otros factores ambientales podría alterar las hormonas, los cambios físicos y la actividad en los nervios que influyen en el desarrollo de los testículos.

Factores de riesgo

Factors that might increase the risk of an undescended testicle in a newborn include:
  • Bajo peso al nacer
  • Nacimiento prematuro
  • Antecedentes familiares de testiculo no descendido u otros problemas genitales.
  • Condiciones fetsles de restriccion del crecimiento, cimo Sidrome de Down o defecto de la pared abdominal 
  • Uso de  por la madre durante el embarazo.
  • Consumo de cigarro durante el embarazo.
  • Exposición de los padres a pesticidas.


Complicaciones

Para que los testículos se desarrollen y funcionen normalmente, deben tener una temperatura un poco menor que la temperatura normal del cuerpo. El escroto ofrece este entorno más frío. Entre las complicaciones que conlleva un testículo que no está ubicado donde debería estar se incluyen:
  • Cáncer testicular. El cáncer testicular suele comenzar en las células del testículo que produce esperma inmaduro. No se sabe por qué estas células se convierten en células cancerosas. Los hombres que tuvieron un testículo no descendido tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer testicular.
    El riesgo es mayor cuando los testículos que no descendieron se encuentran en el abdomen en lugar de la ingle, y cuando ambos testículos están afectados. Una cirugía para corregir un testículo no descendido puede disminuir, pero no eliminar, el riesgo de desarrollar cáncer testicular en el futuro.
  • Problemas de fecundidad. Los hombres que han tenido un testículo descendido tienen más posibilidades de tener números bajos de espermatozoides, esperma de mala calidad y fecundidad reducida. Esto se puede deber a un desarrollo anormal del testículo, y puede empeorar si la afección no se trata durante un período prolongado.



Otras complicaciones relacionadas con la ubicación anormal de un testículo que no descendió incluyen:
  • Torsión testicular. La torsión testicular es la rotación del cordón espermático, que contiene vasos sanguíneos, nervios y el tubo que conduce el esperma desde los testículos hasta el pene. Esta dolorosa afección corta el suministro de sangre hacia los testículos.
    Si no se trata de inmediato, se puede perder el testículo. La torsión testicular es 10 veces más frecuente en los testículos que no descendieron que en los testículos normales.
  • Traumatismo. Si el testículo se aloja en la ingle, se puede dañar debido a la presión ejercida contra el pubis.
  • Hernia inguinal. Si la abertura entre la pared abdominal y el canal inguinal es muy laxa, parte del intestino puede protruir hacia la región inguinal.

Complicaciones


El tratamiento de la criptorquidia consiste en fijar el trsticulo no descendido dentro de la bolsa escrotal (pexiarlo) mediante sutura, esto se realiza durante una cirugía llamada Orquidopexia y se puede realizar en uno o ambos lados, de acuerdo a si la paatología se padece en uno o los dos testiculos.






En Surgery & OB Health Care contamos con ek adiestramiento y la experiencia necesaria para realizar esta cirugía y así poder resolver un problema de salud que puede complicarse en caso de no tratwsrlo a tiempo.

lunes, 10 de febrero de 2020

Preeclampsia

Panorama general

La preeclampsia es una complicación del embarazo caracterizada por presión arterial alta y signos de daños en otro sistema de órganos, más frecuentemente el hígado y los riñones. Generalmente, la preeclampsia comienza después de las 20 semanas de embarazo en mujeres cuya presión arterial había sido normal.



Si no se trata, la preeclampsia puede desencadenar complicaciones graves, incluso mortales, tanto para ti como para tu bebé. Si tienes preeclampsia, el tratamiento más efectivo es dar a luz a tu bebé. Incluso luego del parto, sentirte mejor puede llevarte un tiempo.
Si se te diagnostica preeclampsia en el embarazo demasiado temprano para dar a luz a tu bebé, tú y el médico enfrentan a una tarea difícil. Tu bebé necesita más tiempo para madurar, pero debes evitar ponerte a ti o a tu bebé en riesgo de sufrir complicaciones graves.
En raras ocasiones, la preeclampsia se desarrolla después del parto, una enfermedad que se conoce como preeclampsia posparto.

Síntomas

A veces, la preeclampsia no provoca síntomas. La presión arterial alta puede presentarse lentamente o tener una aparición repentina. Controlar tu presión arterial es una parte importante de tu cuidado prenatal, porque el primer signo de preeclampsia es, con frecuencia, el aumento de la presión arterial. La presión arterial que supera los 140/90 milímetros de mercurio (mm Hg) o más, registrada en dos ocasiones con, al menos, cuatro horas de diferencia, es anormal.
Otros signos y síntomas de preeclampsia pueden comprender:
  • Exceso de proteínas en la orina (proteinuria) u otros signos de problemas renales
  • Dolores de cabeza intensos
  • Cambios en la visión, entre ellos, pérdida temporal de la visión, visión borrosa o sensibilidad a la luz
  • Dolor en la parte superior del abdomen, por lo general, debajo de las costillas y en el lado derecho
  • Náuseas o vómitos
  • Menor producción de orina
  • Niveles más bajos de plaquetas en la sangre (trombocitopenia)
  • Función hepática alterada
  • Dificultad para respirar, causada por la presencia de líquido en los pulmones



La preeclampsia puede provocar aumento de peso repentino e hinchazón (edema), especialmente en el rostro y en las manos. No obstante, esto también ocurre en muchos embarazos normales, por lo que no se consideran signos fiables de preeclampsia.

Cuándo consultar al médico

Asegúrate de asistir a las consultas prenatales para que tu profesional de salud pueda controlarte la presión arterial. Comunícate con el médico de inmediato o acude a una sala de urgencias si tienes dolores de cabeza intensos, visión borrosa u otras alteraciones visuales, dolor intenso en el abdomen o dificultad para respirar grave.
Debido a que los dolores de cabeza, las náuseas, y las molestias y los dolores son quejas frecuentes durante el embarazo, es difícil determinar si los síntomas nuevos son solo parte del embarazo o pueden indicar un problema más grave, especialmente si se trata de tu primer embarazo. Si estás preocupada por tus síntomas, comunícate con el médico.


Causas

La causa exacta de la preeclampsia comprende varios factores. Los especialistas creen que comienza en la placenta, el órgano que nutre al feto durante el embarazo. En las primeras semanas del embarazo, se forman nuevos vasos sanguíneos y estos evolucionan para enviar sangre a la placenta de forma eficiente.
En las mujeres con preeclampsia, parece que estos vasos sanguíneos no se desarrollan o no funcionan de manera adecuada. Son más angostos que los vasos sanguíneos normales y reaccionan de manera diferente a las indicaciones hormonales, lo cual limita la cantidad de sangre que puede fluir por ellos.
Las causas de esta formación anormal pueden comprender las siguientes:
  • Un flujo de sangre insuficiente al útero
  • Daño en los vasos sanguíneos
  • Un problema en el sistema inmunitario
  • Determinados genes


Otros trastornos de presión arterial alta durante el embarazo

La preeclampsia se clasifica como uno de los cuatro trastornos de presión arterial alta que se pueden presentar durante el embarazo. Los otros tres son los siguientes:
  • Hipertensión gestacional. Las mujeres con hipertensión gestacional tienen presión arterial alta, pero no presentan un exceso de proteínas en la orina ni otros signos de daño en los órganos. Algunas mujeres con hipertensión gestacional con el tiempo presentan preeclampsia.
  • Hipertensión crónica. La hipertensión crónica es presión arterial alta que estaba presente antes del embarazo o que se presenta antes de las 20 semanas de embarazo. Sin embargo, como la presión arterial alta por lo general no tiene síntomas, puede ser difícil determinar cuándo comenzó.
  • Hipertensión crónica con preeclampsia superpuesta. Esta afección se produce en las mujeres a las que les diagnosticaron presión arterial alta crónica antes del embarazo, pero luego presentan un empeoramiento de la presión arterial alta y proteínas en la orina u otras complicaciones de salud durante el embarazo.



Factores de riesgo

La preeclampsia se manifiesta solo como una complicación del embarazo. Los factores de riesgo incluyen los siguientes:
  • Antecedentes de preeclampsia. Los antecedentes personales o familiares de preeclampsia aumentan significativamente el riesgo de tener preeclampsia.
  • Hipertensión crónica. Si tuviste hipertensión crónica, corres mayor riesgo de desarrollar preeclampsia.
  • Primer embarazo. El riesgo de tener preeclampsia es mayor durante tu primer embarazo.
  • Nueva paternidad. Cada embarazo con una pareja nueva aumenta más el riesgo de tener preeclampsia que tener un segundo o un tercer embarazo con la misma pareja.
  • La edad. El riesgo de tener preeclampsia es mayor en el caso de las mujeres embarazadas muy jóvenes o mayores de 40 años.
  • La raza. Las mujeres de raza negra tienen un riesgo más alto de tener preeclampsia que las de otras razas.
  • Obesidad. El riesgo de preeclampsia es mayor si eres obesa.
  • Embarazo múltiple. La preeclampsia es más frecuente en las mujeres embarazadas de mellizos, trillizos u otros embarazos múltiples.
  • Intervalo entre embarazos. Tener bebés con menos de dos años o más de 10 años de diferencia conduce a un mayor riesgo de tener preeclampsia.
  • Antecedentes de determinadas afecciones. Tener determinadas afecciones antes de quedar embarazada, como presión arterial alta crónica, migrañas, diabetes tipo 1 o tipo 2, enfermedad renal, una tendencia a tener coágulos sanguíneos o lupus, aumenta el riesgo de tener preeclampsia.
  • Fecundación in vitro. El riesgo de tener preeclampsia aumenta si concebiste a tu bebé mediante fecundación in vitro.



Complicaciones

Mientras más grave sea la preeclampsia y más temprano se presente en el embarazo, mayores serán los riesgos para ti y tu bebé. La preeclampsia puede requerir la inducción del trabajo de parto y el parto.
Puede ser necesaria una cesárea en caso de afecciones clínicas u obstétricas que requieran un parto rápido. De lo contrario, es posible que el médico recomiende un parto vaginal programado. El obstetra te ayudará a decidir qué tipo de parto es adecuado para tu enfermedad.
Entre las complicaciones de la preeclampsia se incluyen las siguientes:
  • Restricción del crecimiento fetal. La preeclampsia afecta a las arterias que suministran sangre a la placenta. Si la placenta no recibe la cantidad suficiente de sangre, el bebé puede recibir un nivel inadecuado de sangre y oxígeno, y menos nutrientes. Esto puede ocasionar un crecimiento lento, conocido como “restricción del crecimiento fetal”, bajo peso al nacer o parto prematuro.
  • Parto prematuro. Si tienes preeclampsia con características graves, es posible que debas adelantar el parto para salvar tu vida y la de tu bebé. Si el bebé nace prematuro, puede tener problemas respiratorios o de otro tipo. Tu proveedor de atención médica te ayudará a comprender cuál es el momento ideal para el parto.
  • Desprendimiento placentario. La preeclampsia aumenta el riesgo de tener desprendimiento de la placenta, un trastorno que consiste en la separación de la placenta de la pared interior del útero antes del parto. Un desprendimiento grave puede ocasionar un sangrado intenso, que puede poner en riesgo tu vida y la de tu bebé.
  • Síndrome de HELLP. El síndrome de HELLP, cuyas siglas significan hemólisis (la destrucción de los glóbulos rojos), aumento de enzimas hepáticas y recuento bajo de plaquetas, es una forma más grave de la preeclampsia, y puede poner en riesgo rápidamente tu vida y la de tu bebé.
    Los síntomas del síndrome de HELLP incluyen náuseas y vómitos, dolores de cabeza, y dolor en la parte superior derecha del abdomen. El síndrome de HELLP es particularmente peligroso porque implica daños a varios sistemas de órganos. En ocasiones, puede manifestarse repentinamente, incluso antes de que se detecte la presión arterial alta, o sin ningún síntoma en absoluto.
  • Eclampsia. Si la preeclampsia no se controla, es posible que se desarrolle una eclampsia, que es, en esencia, una preeclampsia con convulsiones. Es muy difícil predecir qué pacientes tendrán una preeclampsia lo suficientemente grave para convertirse en eclampsia.
    Con frecuencia no hay síntomas ni signos de advertencia con los que se pueda anticipar la eclampsia. Dado que la eclampsia puede tener consecuencias graves para la madre y el bebé, el parto se vuelve necesario, independientemente del tiempo de gestación del embarazo.
  • Daño a otros órganos. La preeclampsia puede dañar los riñones, el hígado, los pulmones, el corazón o los ojos, y puede causar un accidente cerebrovascular u otra lesión cerebral. La cantidad de lesiones causadas a otros órganos depende de la gravedad de la preeclampsia.
  • Enfermedad cardiovascular. Tener preeclampsia puede aumentar el riesgo de presentar enfermedades cardíacas y de los vasos sanguíneos (cardiovasculares) en el futuro. El riesgo se vuelve incluso mayor si has tenido preeclampsia más de una vez o si tuviste un parto prematuro. Para minimizar el riesgo, después del parto intenta mantener tu peso ideal, come una variedad de frutas y verduras, haz ejercicio de manera regular y no fumes.



Prevención

Los investigadores continúan estudiando formas de prevenir la preeclampsia, pero hasta ahora no han surgido estrategias claras. Comer menos sal, cambiar tus actividades, restringir calorías o consumir ajo o aceite de pescado no reduce el riesgo. No se ha demostrado que un aumento de la ingesta de vitaminas C y E sea beneficioso.
Algunos estudios han revelado una relación entre la deficiencia de vitamina D y un mayor riesgo de tener preeclampsia. Sin embargo, mientras algunos estudios han demostrado una relación entre tomar suplementos de vitamina D y un menor riesgo de tener preeclampsia, otros no han logrado establecer la conexión.
No obstante, en ciertos casos, puedes reducir tu riesgo de tener preeclampsia con lo siguiente:
  • Aspirina en dosis bajas. Si tienes ciertos factores de riesgo, que incluyen antecedentes de preeclampsia, embarazo múltiple, presión arterial alta crónica, enfermedad renal, diabetes o enfermedad autoinmune, el médico puede recomendarte una dosis diaria baja de aspirina (81 miligramos) a partir de las 12 semanas de embarazo.
  • Suplementos de calcio. En algunas poblaciones, las mujeres que tienen deficiencia de calcio antes del embarazo, y que no obtienen suficiente calcio durante el embarazo a través de sus dietas, podrían beneficiarse de los suplementos de calcio para prevenir la preeclampsia. Sin embargo, es poco probable que las mujeres de los Estados Unidos u otros países desarrollados tengan una deficiencia de calcio en un grado tal que los suplementos de calcio las beneficien.




Es importante que no tomes ningún medicamento, vitamina o suplemento sin antes consultarlo con tu médico.
Antes de quedar embarazada, especialmente si has tenido preeclampsia anteriormente, es una buena idea estar lo más saludable posible. Baja de peso si lo necesitas y asegúrate de que tus otras enfermedades, como la diabetes, estén bien controladas.




Una vez embarazada, cuídate y cuida a tu bebé con atención prenatal temprana y periódica. Si la preeclampsia se detecta temprano, tú y tu médico pueden trabajar juntos para prevenir complicaciones y tomar las mejores decisiones para ti y tu bebé.
En Surgery & OB Health Care podemos llevar el control de tu embarazo y evitar complicaciones durante el embarazo. 

lunes, 3 de febrero de 2020

Desgarro Cervical Postparto

Desgarro Cervical



Las laceraciones del cuello uterino son frecuentes.

Su importancia es variable (desde pequeñas heridas de la  mucosa hasta desgarros profundos que atraviesan el cuello,  la bóveda vaginal y el parametrio).


Clasificación de las Laceraciones  del  cuello uterino

Espontáneas: que acompañan en muchos casos al  parto, pequeñas -hasta de 1.5 cm-,  poco sangrantes.

Provocadas: originadas  generalmente  por las maniobras sobre el cuello (miden más de 2 cm) y son  muy  sangrantes.

Los  desgarros cervicales suelen descubrirse después  del parto  por la  Hemorragia -generalmente ligera-, salvo si  ha ocurrido la rotura de alguna rama importante de la  arteria uterina.

Se  denomina traqueleorrafia a la sutura de un desgarro  o incisión  quirúrgica del cuello uterino y debe  realizarse siempre  que  se identifiquen comisuras pues  debemos suturar éstas para lograr un cuello que cicatrice normalmente y quede como el de una nulípara (con su orificio externo circular).

Factores causales de su aparición.

1.  Intervenciones para la extracción fetal:  fórceps, espátulas, versiones y extracciones manuales
2.  Contracciones uterinas enérgicas que actúan sobre cuellos insuficientemente dilatados.
3.  Dilataciones artificiales. Diagnóstico Si  con el útero bien retraído se observa hemorragia,  debe pensarse en un desgarro del cuello.




Para hacer el diagnóstico del desgarro del cuello uterino es necesario realizar un examen visual.

La revisión sistemática  del cuello uterino posparto forma parte de la  metodología  de  la asistencia de todo parto.

Se ejecuta  con  dos pinzas  de anillos, colocando una en el labio anterior y  la otra en el labio posterior, se les atrae hacia la vulva y se les  lleva  a  la izquierda para ver  el  ángulo  derecho  y después  a  la  inversa.

El desgarro adopta la  forma  de  “V” invertida  y  se sitúa casi siempre a uno de los  lados  del cuello; el vértice se prolonga hacia arriba a mayor o  menor altura. También puede tomar una dirección oblícua.



Profilaxis

La mayor parte de las veces en que ocurre un  desgarro del cuello uterino puede encontrarse en los antecedentes  una dilatación forzada del mismo o una  instrumentación con dilatación incompleta y/o descenso inadecuado de la presentación.

La mejor profilaxis es no realizar estas maniobras que, como  sabemos,  están completamente  erradicadas  de  la  Obstetricia  actual.


Conducta
El  tratamiento  de todo desgarro de cérvix,  una  vez diagnosticado, es su sutura, aunque no exista sangramiento. El operador debe asegurarse siempre que el desgarro no ha llegado al segmento inferior del útero. La sutura debe realizarse con catgut fino, cromado, a puntos  separados,  comenzando  por encima del vértice  del  desgarro.  La distancia entre punto y punto no debe ser mayor de 1 cm.  La técnica  de la traqueleorrafia debe ser facilitada  con  el empleo de valvas vaginales sostenidas por un ayudante. Si el o los desgarros se extendieran a los fondos de saco  laterales, debe tenerse especial cuidado para no incluir el uréter al  realizar las suturas, ya que se encuentra a 1 o 2 cm  de distancia  del cuello  y del fondo de saco  lateral  de  la vagina.  Cuando el vértice de la lesión no  está  claramente visible,  se coloca un punto tan alto como se  pueda  para traccionar  de él y después colocar el resto de  los  puntos hasta incluir el ángulo superior de la laceración.